Thomas Piketty es un
economista sui generis. No sólo es uno de los estudiosos más avezados de la
distribución de la riqueza en el mundo en el siglo XXI, sino que también es un
economista que se apoya en las obras de ficción de escritores como Honoré de Balzac,
Jane Austen y Carlos Fuentes, para entender y dar a entender a sus lectores, de
manera más sencilla, temas cruciales como la lucha de clases, la pobreza, el
poder del dinero, las desigualdades económicas, los patrones de acumulación de
riqueza y una base de datos económicas única en su tipo.
Su mirada es amplia; él
querría conocer los datos fiscales de todos los países para ver la equidad en
la riqueza a nivel mundial. Ha conformado una base de datos económicos de más
de 20 países sobre la que se sustenta El
capital en el siglo XXI, el libro con el que ha alcanzado altas ventas en
Europa y Estados Unidos y que lo trajo a México la semana pasada para
participar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y señalar que en
la política fiscal de nuestro país hay demasiada opacidad y que los ciudadanos
deben exigir mayor transparencia.
El economista francés
que en 2012 fue nombrado por la revista Foreign
Policy como uno de los “100
pensadores globales más influyentes” y que en 2013 recibió el premio Yrjö
Jahnsson de la European Economic Association que se otorga cada dos años a un
economista europeo menor de 45 años, ha dedicado más de 15 años a conformar una
base de datos fiscales de naciones desarrolladas como Alemania, Canadá, Estados
Unidos, Francia, Japón, Reino Unido y Suecia.
En su visita a
Guadalajara, Piketty dijo que México necesita una política tributaria más
progresiva con tasas más altas para la gente más rica y que se requiere reducir
los impuestos en consumo a la clase media. En entrevista exclusiva con Confabulario, el famoso autor
del libro que el mes pasado ha puesto a circular en español el Fondo de Cultura
Económica en Argentina, Colombia, España y México, dijo que El capital de Karl Marx es más difícil de leer,
pero El capital en el siglo
XXI es más sencillo: “Es un
libro de historia más que de economía, una revisión de lo que sucedió en los
últimos tres siglos, contiene muchos datos históricos. Con medio siglo de
experiencia he tratado de ofrecer una visión y evidencia histórica para
entender los retos económicos que tenemos hacia el futuro”.
—Dice usted que la
situación actual es semejante a la del siglo XIX. Los ricos son más ricos y su
riqueza crece más rápido, ¿no significa eso un retroceso?
—Sin duda, estamos en
una situación mucho mejor que en el siglo XIX. Los estándares de vida han
mejorado, pero necesitamos avanzar en términos democráticos para evitar que las
recesiones y crisis económicas. Algo que sí es igual al XIX es que todavía hay
un gran desigualdad económica, a pesar de los beneficios que nos ha dado la
globalización. Esa ha sido una preocupación de los economistas en el XIX y
también la tenemos los del XXI. Esto para nada significa que tenga que acabarse
la propiedad privada o el capitalismo, pero hay que hacer algo por el bien
común.
—¿Qué hace falta?
—La transparencia es
fundamental. Si las sociedades no tienen transparencia y más información sobre
la economía, es muy difícil confiar en los gobiernos. Si queremos que la clase
media pague para tener acceso a servicios es importante convencerlos de que los
ricos tienen que pagar más impuestos que ellos. También es necesario que haya
más eficiencia en la gestión de los gobiernos. En América Latina es muy
complicado tener acceso a los datos fiscales, así que no podemos saber cómo se
desenvuelven los diferentes grupos sociales en términos económicos.
—Aun cuando el libro
incluye una amplia base de datos, el mundo es sumamente diverso.
—Cada país tiene
diferentes problemas que resolver. En cierta manera, intento tener un
nacionalismo intelectual. Por supuesto, los problemas de México y de Francia
son muy distintos y los tenemos que resolver de manera específica, pero siempre
hay mucho que aprender al mirar ejemplos de otros países. Tenemos que encontrar
mejores soluciones con base en una revisión histórica y comparaciones
internacionales como las que yo proveo en este libro.
—¿Qué puede hacer el
ciudadano común y corriente para ayudar a enfrentar las diferencias entre ricos
y pobres?
—No hay que dejar los problemas
económicos a los economistas porque le pertenecen a todos. A menudo los
economistas pretenden que la ciencia es muy sofisticada. Eso no es cierto. Al
mismo tiempo, es muy cómodo para los ciudadanos decir “no entiendo”, “no tengo
ninguna opinión”, pero no puede ser así. Para tener un mejor gobierno se
requiere entender que la situación es de todos, ejercer presión y participar en
la elección de los gobernantes, exigir una mejor política fiscal, para lo cual
se necesita ir más allá de los aspectos técnicos de la economía. Esto hará que
los ciudadanos normales se unan a las políticas económicas de gobierno. Con
este libro intento hacer una democratización de estos tópicos.
—¿Este podría ser el
momento del cambio, de alcanzar en lo posible la igualdad económica?
—Vivimos en un momento
en que podemos lograr que la pobreza desaparezca. Hay un alto desarrollo
tecnológico y podemos utilizarlo para erradicar la pobreza, pero también esta
época tiene una desigualdad tremenda y los productos internos brutos son muy
diferentes. México es un muy buen ejemplo: hay millones de pobres, pero también
tienen al hombre más rico de todo el mundo; así es nuestra época. Necesitamos
encontrar un balance.
—¿Quiénes deberían de
ser los lectores de su libro?
—La gente normal. No
escribes un libro para los políticos, sino para todos los que leen. Si los
políticos leen libros está perfecto, pero no creo que los políticos lean
libros. Lo fundamental para mí es que el debate político sea democrático y que
la opinión pública se involucre en estos temas.
—En México hay graves
problemas de educación…
—México tiene que
alcanzar a otros países desarrollados, pero también debe luchar con la
desigualdad y esto requiere inversiones más igualitarias y que involucren a toda
la gente. Sólo esto va a reducir la desigualdad. La educación es muy
importante, el mercado laboral también, pero el sistema fiscal en México es muy
desigual y tiene muchas aristas que fallan: hace que la clase media pague
demasiados impuestos y la clase alta no pague tantos impuestos como debería.
Hoy en día la clase media paga un impuesto muy alto por la luz o al hacer las
compras, pero si tienes una herencia de millones de pesos no pagas ningún
impuesto; esto genera un enorme boquete económico. Todas estas políticas tienen
que ser mejoradas y así se traerá un mayor equilibrio.
—Usted cita obras de
Balzac, de Austen, de Carlos Fuentes. ¿La literatura es una herramienta para
entender las desigualdades económicas?
—Las novelas son un
medio muy poderoso. Tiene menos poder un escritor de economía que un escritor
de ficción. Las novelas dan diferentes perspectivas, ayudan a comprender la
política económica en general: el trabajo, las diferentes relaciones entre los
trabajadores. Carlos Fuentes me ha ayudado a entender la situación económica en
México: él trató la diferencia de clases y el poder de los políticos. Esto es
parte de mi perspectiva, es parte de la dinámica de la desigualdad: el saber
cómo las políticas se deciden a través de las instituciones y que muchas veces
no son colectivas.
—¿Cómo le sienta el
éxito?
—Me hace muy feliz que
mucha gente lea libros a los que usualmente no se acerca porque son muy
extensos, con muchos cuadros económicos. El hecho de que se entienda me
complace mucho; parte del éxito del libro viene de que lo lee más y más gente
que quiere generar su propia opinión para no dejar las decisiones ni las
opiniones a los economistas. El libro hace la economía más accesible y da una
perspectiva económica para que la gente entienda. Espero que quienes lo lean en
México tengan muchos debates y discusiones sobre el tema.
Fuente: Confabulario segunda época del
Universal.
es interesante saber que somos ricos en recursos naturales que somos segundo lugar mundial en impunidad se debe de buscar igualdad entre clase que son mas los bajos que los que tienen el poder.
ResponderEliminarHugo Alberto O.R. DNM23.
Tengo muchas consideraciones al respecto, originado por el mismo contenido de la obra de Piketty:
ResponderEliminar*La generación de mayores impuestos para sufragar gasto publico no pudiera ser la mejor opción para el desarrollo economico. Ejemplo de ello son la Reforma Fiscal emprendida por el Gobierno Federal, el cúal buscaba una mayor recaudación y financiamiento sin afectar la inflación, pero las politicas de Videgaray (que de hecho si apoyaban menores posibilidades de lagunas fiscales y mayor control de la recaudacion a la población en general) afectaron mucho a las pequeñas empresas y motivan a que la gente siga en el sector informal o haga todo lo posible por evitar a Hacienda, esten registrados o no. Forbes, El Financiero y otros sitios han publicado estudios donde se muestra que la situación si bien logro mayor recaudación fiscal no proveniente del petroleo, si agravo a los sectores formales que eran de menor tamaño (PyMEs).
*La gravacion de la riqueza nunca resolvio los problemas. Las formulas de Piketty que bien pueden verse en funcionamiento en lugares donde la gravación de las rentas más altas ya es efectiva, vemos que no ha dado buenos resultados. En Francia, donde hay impuestos del 85% a aquellas personas con rentas superiores a 1 millon de euros anuales, la recaudación fiscal no logro los resultados esperados, ademas de golpear al resto de la economia, haciendo que personas y empresas cambiaran domicilios fiscales, movieran inversiones y que incluso equipos como el Paris Saint-Germain movilizaran su domicilio fiscal y perdieran talentos que eran afectados con las gravaciones de renta. Actualmente el desempleo de Francia afecta a más de la mitad de la población joven y la deuda publica corresponde a 2/3 del PIB.
*En México, los niveles de corrupción y el Estado de Derecho no nos pueden dar certeza de que los recursos provenientes de altos impuestos puedan ser utilizados de manera similar a países con impuestos altos como Dinamarca o de nuevo Francia. El clientelismo y los recursos que lleguen de las propuestas fiscales de gravamenes más altos no resolverian el problema de la corrupción o la desigualdad (de raíz)
*El hecho de cosiderar que los más ricos en la actualidad deberían repartir sus rentas para con el resto de la población, es demasiado simplista, por el hecho de que la riqueza no es algo estatico ni que sea ya determinado, como lo sería decir que el hecho de que la posesión de la riqueza por unos impide que el resto de la población pueda crearla en alternativas más diversas. El esquema de riqueza que toma Piketty de la teoría de Marx, no coincide con el hecho de que la riqueza ni es estatica ni es algo limitado.
Los anteriores son puntos que se pudieran analizar al momento de tambien leer y estudiar la teoriá de Piketty, al igual que lo fuera con otras escuelas economicas o autores con propuestas parecidad, como Keynes, Krugman o Stiglitz